lunes, 13 de septiembre de 2010

Aún no estamos listos!


Y esa misma noche se completaban 183 días desde el día en el que inicio el proceso… Proceso que vivo, siento y a veces no disfruto. La catarsis me ha demostrado ser una excelente herramienta de desahogo, acá mi historia…

Yo simplemente quería tomarme algo y disfrutar de la compañía de dos de mis buenos amigos, el persistente Santi y mi siempre fiel Sancho.


Era una noche lluviosa, de esas que obligan a simplemente fijarse que al cruzar la calle no venga un carro, eso fue lo que hice, al estar en la otra acera, limpie las gotas de mi cara y lentes, y de frente, topé con suerte!... La mejor amiga de ella, hablando por teléfono, No soy pequeño, claramente ella también me vio, y pensé: --Será que la saludo? —No, no, está hablando por teléfono! -- Que incómodo!!... y pensé un poco más: --- Uhhmmmm… Si está aquí la amiga, y ellas salen mucho juntas, las probabilidades de que ella esté aquí son bastante altas… segundos después caí en “estado de alerta “Si!!!!! ELLA PUEDE ESTAR AQUÍ! , seguida a esta frase todo mi cuerpo inmediatamente y sin permiso decidió arremedar aquellas poses que de pequeño se imponían cuando te tocaban jugando “congelado”, Sentí como si mis pies asemejaban el cemento de la misma acera que pisaban, mis ojos salidos como los de las fábulas del coyote cuando veía a una chavala guapa, mi boca seca y mi lengua inmóvil… Yo digo: “Simplemente tenía miedo”, mis amigos dicen; ¿Miedo??? ¿Con esa cara?? Estabas cagado del miedo!!”.

En fin, mientras yo estaba estático y “cagado del miedo”, mis dos amigos siguieron caminando, fue entrando a la puerta cuando yo pude comunicarme, y les dije: “Ahí debe estar X ”, Santi se asomó y lo confirmó, Sancho, habiendo tenido poco contacto en esa historia, quiso ver quién era. En ese momento yo mantuve un discurso conmigo mismo, fue como así:

-Yo: “ Mae ahí está! ¿Ahora qué hacemos?

-Migo mismo: “Entrá tranquilamente, te tomás la birra que querés y ya… relajado! La saludás, le volvés la cara, le haces una zancadilla…. Lo que vos querás!

-Yo: “Jamás!! Tengo un tanate de miedo!!, ¿Cómo esperás que entre? ¿Ya no te acordàs cómo, cuanto y pará que nos ha dolido?

-Migo mismo: “¿Cómo vas a hacer que ellos se vayan a devolver solo porque tenès miedo?”
Yo: “En estos momentos me importo más yo, Es como cuando vas caminando por la calle y te topas a un perrito todo lindo y juguetón, vos te agachás, le haces cariñito y el zaguate te muerde… ¿Vas a volver a acariciar al mismo zaguate, solamente para ver si te vuelve a morder? No jodás!!!

-Migo mismo: Pero en algún momento te lo vas a topar de nuevo!! y vas a tener que enfrentarlo, o me vas a decir que te vas a subir a las verjas de una casa y te vas a quedar ahí hasta que se vaya?

-Yo: No! Claro que no, pero en este momento, y siempre y cuando tenga la oportunidad de evitarme dolor voy a hacerlo…

-Migo mismo: Mae! Pero no es justo que por ella tengamos que ir o no ir a lugares!, Usted no le debe nada a nadie, ella es la que debería estar en esta situación.

-Yo: Yo sé! Pero no quiero verla, mucho trabajo nos ha costado eliminar su presencia en nosotros!
-
Migo mismo: Es más! Le apuesto que si entramos y jugamos de indiferentes, ella es la que se va a sentir incomoda y rapidito se va a ir…

-Yo: Entendéme!! A mí no me interesa ella, no quiero nada de ella, ni siquiera quiero hacerla sentir mal, yo lo único que quiero es sentirme yo bien, y te aseguro que si entramos, no voy a disfrutar de la noche.

-Migo mismo: Está bien! Lo que vos querás! Luego terminamos está conversación.

Volví en mí, y les dije a mis amigos: “Yo no voy a entrar”, con un paso apresurado y con poca precaución cruce la calle, mi destino, el carro y junto al mismo, los esperé, ellos dicen: “mae, vos saliste corriendo”. Ya dentro del carro, por el retrovisor, pude ver como la amiga apenas terminada de hablar por teléfono, entró corriendo al bar, supongo, a informar de mi ex presencia.

La noche fue incómoda, la mente se transformó en un cinema privado de 1120 días de un espectáculo maravilloso y dolía… Ni yo ni migo mismo sabíamos si nos hubiera dolido menos enfrentar la situación o esto que estábamos viviendo. En la cama, terminamos nuestra conversación, y luego de una lluvia de argumentos, explicaciones y contra justificaciones expongo nuestra conclusión: Aún no estamos listos!