martes, 1 de febrero de 2011

Lluvia de cambios


Era tanta la lluvia que no podía distinguir nada detrás de la ventana, La cual a regañadientes y casi por un mandato celestial me vi forzado a cerrar, y conversábamos nosotros-yo…

-¿Cómo es posible?, Hace un par de horas, me despertabas con besos luminiscentes y calientitos, con caricias de soplidos frescos provocando en mi suspiros y ganas de mirarte…

-¡Inaceptable!
¿Cómo cambiás tan de repente?, me mostrás algo y luego… De la NADA! simplemente decidís cambiar y me obligués a revestirme, a replantearme, a reprogramarme, a redescubrirme, a TODO!


Fue después de estar bien abrigado, cómodamente sentado en el sofá y soplando un chocolate caliente, que escuché lo que me querías decir…

-¡Amigo Cielo!, jajaja! estás perdonado… Ahora entiendo, Si hasta vos cambias de parecer, ¿por qué no lo harían las personas? ¿Por qué no lo haría yo?