lunes, 31 de enero de 2011

¡Me encanta hablarte!



¿Aló?—

— ¿Qué hubo? ¿Cómo has estado?—

— ¡Qué bueno!, Supieras cuanto me alegro…—

—Sííííí… tenés razón, bastante tiempo ya…—

—Y nada…, de repente andaba por aquí y a veces amanecía por allá, vos bien sabés! Acomodándome o al menos intentándolo…—

—Mirá, te soy sincero, son muchas cosas, pero la principal era simplemente saludarte y hacerte ver que estoy bien…—

—Si yo sé, por eso es que te escribo, disculpáme, no creas que te uso solo cuando necesito desahogarme, me he ido dando cuenta que me gustas más de lo que yo imaginaba…—

— A veces hay que viajar tan largo para llegar tan cerca—

— ¿Algo nuevo? ¡Que si qué! Te tengo que contar tanta tontera, y hay tan poca tinta… jaja!, Al final todo para bien, bueno, al menos para el bien mío—

—No, no, no, no es el momento, ¡no comás ansias! Jajajaja!!

— Si, yo se que has esperado mucho… pero, ¿podés esperar un poquito más?

— Volví por un buen rato, tenés mi palabra! —

—Mañana te escribo y te lleno de detalles—

—Buenas noches, y gracias! —

—¡Me encanta hablarte!—